En la actualidad existen muchos tipos de sofás en Muebles Guadalhorce; a los clásicos
rejilla, loneta, sky y piel se unen otros tejidos con tratamientos realizados
sobre su superficie como los tapizados “antimanchas”. Este tratamiento
posibilita que, con unas gotas de agua sobre un paño húmedo, podamos eliminar
cualquier resto de mancha de nuestra tapicería de manera sencilla y no agresiva
con la tapicería.
En el caso de no disponer de tejidos con estas características, siempre es
recomendable realizar una serie de pasos previos para evitar, si fuera posible,
continuar con técnicas más agresivas: primero frotar la superficie con un
cepillo seco para comprobar que la mancha ha penetrado en el tejido. De ser así
tendremos que intentar absorber con papel absorbente no abrasivo y sin ningún
producto químico la máxima cantidad de líquido posible mediante presión sobre
la mancha, para evitar de esta manera que la humedad penetre aún más en los
tejidos.
Pero, ¡oh, no!, nuestra mancha está fuertemente abrazada a nuestros sofás
o ese modelo de sillón relax que tanto nos gusta. Para solucionar esto tendremos que limpiar
la zona afectada con un método más directo y agresivo. A partir de ahora, cuando
hablemos de limpiar sofás y tapizados, esto se referirá siempre a la limpieza
realizada con un paño húmedo, en círculos y siempre habrá de hacerse desde
afuera hacia dentro, con el objetivo de no expandir aún más la mancha sobre la
tapicería.
Según sea la base de la mancha hay diversos trucos para intentar hacerlas
desaparecer de la manera menos abrasiva posible. Si la mancha es de alcohol hay
que limpiar aplicando un jabón neutro sin color y, si no disponemos de él, con
alcohol diluido en agua. Si estamos hablando de manchas de vino, lo mejor es
vinagre diluido en agua (empezar con una dilución muy baja para poco a poco ir
probando); y si es té o café podemos usar algo de amoniaco en agua, muy diluido.
El último paso una vez haya desaparecido nuestra mancha es secar con el secador
de pelo desde afuera del contorno de la mancha, nunca desde el centro. Nunca se
os ocurra usar productos típicos de limpieza: lavavajillas, limpiacristales… ya
que estos contienen productos químicos abrasivos que a lo más seguro no destrozarán
la tela.
Y recuerdo una cosa, tal vez la más importante: cuando vamos a hacer una
disolución de producto químico en agua, para que el producto sea menos
abrasivo, siempre hay que empezar realizando pequeñas diluciones en grandes
cantidades de agua para, poco a poco, aumentar la concentración del químico si
no surtiera efecto en las diluciones más pequeñas. Siempre tendremos opción de
ir a una mayor concentración de forma sencilla y controlando las cantidades, pero
esto no ocurre en la misma medida haciendo el proceso inverso.
Nada más, os esperamos para el próximo artículo.
Carlos L.